Que apretadito se pone el bondi en abril…
El frío llegó! gordos… flacos, todos iguales. Las dimensiones del frió lo
cambian todo. La nueva realidad ya no se mide únicamente en grados, también se
mide en kilos.
Una capa de abrigo sobre otra capa de abrigo
viene a engrosar nuestra silueta volviéndonos torpes y fuera de estado.
El escenario es desolador!. Cuerpos gordos,
panzas llenas, culos pesados y rechonchos! Todos reniegan de su falta de
movilidad y eso que todavía no salieron a la calle esos que además de todo se
la complican con los guantes.
Mientras pensaba en esto, cagada de frío en
la parada, vi a una moneda rodar cerca mío y de repente, como por arte de
magia, todos los allí presentes se transformaron en jilgueros. Un silbido
general acompañado de estudiadas caras de póker se apoderó de la parada y todos
se hicieron los “otros” para no tener
que agacharse y dar pena. Incluso el tipo que dejó caer la monedita, mientras
pasaba la misma de un bolsillo a otro, también se hizo el desentendido y se
puso a revisar enérgicamente el celular.
Pero las excepciones abundan y apenas vi el
ademán de levantarla que hizo un ingenuo voluntario, me apoyé en la columna de
metal, que dicho sea de paso estaba más fría que abrazo de suegra, sólo para
ver como su falta de conciencia acerca de las nuevas dimensiones que el frio
maneja, lo harían arrepentirse de querer ser el paladín de la parada.
Se agachó para alzarla y apenas inició el
descenso de su torso hacia la baldosa donde reposaba el maldito peso, se percató
que llevaba puesta una campera inflable de esas que son confeccionadas de manera tal que una serie de “canelones”
dispuestos en forma horizontal parecieran atravesar al usuario de la misma, haciéndolo
parecer muchísimo al gordito simpático de Michelin.
Los rollos extras que la campera le había añadido
a su cuerpo le hicieron imposible llegar de un solo envión al suelo. Así que nuevamente
se incorporó y arremetió decididamente contra el suelo en pos de que la panza
no fuera un obstáculo imposible de sortear. Sin embargo, mientras lograba hacer
contacto con la moneda (no sin antes probar una y mil veces de que lado
convenía engancharla y que uña usar para tal fin), uno de los lados de la
bufanda que colgada de su cuello se desenganchó y comenzó a colgar tocando el
piso.
En ese mismo momento el tipo había logrado
hundir la uña y enganchar de lado la moneda pero con tal mala suerte que al
incorporarse pisó la punta de la bufanda y a mitad de camino de reincorporarse,
ésta le pegó un tremendo tirón al cuello sacudiéndolo todo, al punto que su
humanidad se desequilibró y terminó cayendo de culo al piso. Inmediatamente algo
rojo me llamó poderosamente la atención, no era más que la cara del pobre tipo que
estaba a punto de estallar. Para ese entonces el tipo ni siquiera había
intentando pararse y el rojo furia no se disipaba de su cara, por un lado porque
la bufanda asesina casi logra acogotarlo y todavía luchaba para desenredarla de
su cuello, pero por el otro la cara le hervía de vergüenza dado que su osadía
lo había convertido en la diversión de la parada. Tardó unos minutos más en
poder levantarse del suelo y luego de tomar una bocanada de aire y con la cara
colorada todavía, le dijo al dueño de la moneda “servite” y le devolvió la misma.
El bondi llegó. Todos
nos apresuramos y nos apretamos para subir, menos el falso héroe, que prefirió
dejarlo pasar.
Después de todo había vendido su dignidad al módico precio de un
miserable peso, sería mejor no arriesgar su integridad emocional compartiendo además
ese viaje bien pegadito a quienes fueron cómplices de su frustrada audacia.
esaaaaaa muy bueno el relato!! en los últimos tiempos cada vez que veo una moneda en el piso, sea invierno o verano, presto atención a su valor........... por menos de un pesito no me agacho más!!
ResponderBorrarPensar que cuando eramos chicos y veias una moneda de 5 centavos te partias la cara con el piso para agarrarla......... existen las monedas de 5 todavía?
Mariano lo bien que hacés, jaja! Tengo una amiga que coleccionaba esas monedas porque decía que eran de la suerte. Nunca le pregunté si las juntaba del piso en el caso de encontrarlas y no quiero ni pensarlo, porque esas son menos "agarrables" todavía. Abrazos y gracias por leer.
BorrarLa Maga
Muy bueno Maga querida!!!!! me hiciste reir mucho...
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